Nuestras prioridades esta Navidad

Paolo E. Regno

Vicealcaldesa de Panamá, Judy Meana. Radio Panamá

En Panamá es costumbre el anual desfile de Navidad, junto con los alumbrados en parques, de modo que es de esperar que prescindir de estas celebraciones sería sorpresa no grata para muchos. Y de hecho, la vicealcaldesa de Panamá, Judy Meana, ha defendido la realización de esta celebración: «Si comparamos ahora los costos de cualquier tipo de productos en la actualidad, después de la pandemia, no es lo mismo, las cosas cuestan más ahora».

También sostuvo decididamente: «Si es un pecado defender el desfile de Navidad, pues me declaro pecadora, pero no se metan con la Navidad de los niños, los niños tienen derecho a tener su Navidad». El costo de la realización de las celebraciones navideñas se estima en $5,7 millones.

Alumbrado de Navidad del Parque Urracá, año 2016. Foto: Corina Briceño

Sin embargo, si evaluamos la situación financiera actual del estado panameño, con una deuda pública creciente, y recursos que cada vez más escasean en ministerios del gobierno, podemos pensar que nuestra prioridad no puede ser un desfile, que en todo caso es aparentar. Recordemos el sentido original de la Navidad: es la fecha donde Cristo nació en este mundo del seno de la Virgen. Por lo tanto, para vivir firmemente el propósito de esta celebración, ajustémonos a las desafortunadas circunstancias actuales.

Aquél niño, que era el Verbo encarnado, nos dejó dicho como precepto nuevo: «que os améis los unos a los otros como Yo os he amado»(S. Jn. 13:34). Es decir, sentó las bases de toda caridad. En estos momentos de crisis que azotan el país, ¿que mejor manera de mantener «el espiritu navideño», que socorrer a aquéllos en necesidad? Muchos quisiéramos poder ayudar al prójimo, en tiempos de elevado desempleo causado por toda la crisis que venimos afrontando, pero también tenemos que llevar nuestro propio pan al hogar, y cuidarnos de que al abrir la cartera no nos vayan a robar.

Tenemos que transmitirle hasta a los poderosos, con el debido respeto, que las apariencias no valen de nada. Seríamos como también dijo el Señor: «hermosos por fuera, mas por dentro llenos de huesos de muertos» (S. Mt. 23:27). Sin la vida interior mudada por el mensaje de Jesucristo, celebrar la Navidad es de nulo provecho. No creo que los niños panameños que tienen un papá y una mamá que cuiden de ellos, que dispongan de los recursos para proveerles alimento, vestido y educación, aquéllos niños no creo que se vean traumatizados por no ver desfiles de Navidad este año.

Sin embargo, creo que aquéllos niños panameños que no tienen papá ni mamá, o que si los tienen, viven en la pobreza y no pueden darles todo lo que necesitan, creo que aquéllos niños merecen que de ese presupuesto millonario reciban al menos algo. Si hacemos eso, habremos vivido el verdadero mensaje de la Navidad. Y los niños que sí tienen, a lo mejor necesitan que no veamos desfiles y pompas un año para acordarnos de los que nunca han tenido nada ni un año de su vida.

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