
Santa Cruz era un cura
de espíritu impaciente
que en su parroquia siente
deseos de luchar,
y forma una partida
de mocetones vascos,
fuertes como peñascos,
de bravo guerrear.
No quiere gente débil
ni cobardes admite
que en el primer envite
puedan retroceder.
Sus hombres son tan fieros
que no temen a la muerte,
y él, antes les advierte
que tienen que vencer.
Posee un aguerrido
conjunto de oficiales,
que llevan las señales
de su Estado Mayor,
mas, no son figurines,
ni son fules soldados,
que todos han sus grados
ganado con valor
en sangrienta pelea
que porfiada y dura,
resistió la armadura
de su entusiasta fe,
o bien cayendo heridos,
en gestas de leyenda
ganando su encomienda
de una muralla al pié.
Santa Cruz era un cura
guerrillero carlista
del entusiasmo artista
maestro en el luchar.
Y son sus voluntarios
diamantes de heroísmo,
soldados del Carlismo,
baluartes del altar.
Fuente: Veteranos en la causa (1939), de Jaime del Burgo.