Ideario carlista

S.M.C. Don Alfonso XII, Rey de las Españas y las Indias

Nuestros principios

No cabe mejor y más resumida expresión de nuestros principios que los fundamentos inmutables de la legitimidad española sintetizados por el Rey Don Alfonso Carlos (Real Decreto de 23 de enero de 1936). Su enunciado es el siguiente:

«1.- La Religión Católica, Apostólica y Romana con la unidad y consecuencias jurídicas con que fue servida y amada tradicionalmente en nuestros Reinos.

2.- La constitución natural y orgánica de los estados y cuerpos de la sociedad tradicional.

3.- La federación histórica de las distintas regiones y sus fueros y libertades. Integrantes de la unidad patria española.

4.- La auténtica monarquía tradicional, legítima de origen y de ejercicio.

5.- Los principios y espíritu y, en cuanto sea prácticamente posible, el mismo estado de derecho y legislativo anterior al mal llamado derecho nuevo».

Ideario de la Comunión Tradicionalista

La Comunión Tradicionalista se declara fiel seguidora de las enseñanzas multiseculares de la Santa Iglesia Católica sobre los fines últimos de la sociedad humana y las normas morales a que deben atenerse sus miembros. Se propone, pues, alcanzar la unidad católica de las Españas, la confesionalidad de sus órganos de gobierno y, por lo mismo, rechaza explícitamente las doctrinas sociales del modernismo religioso y del personalismo filosófico.

La Comunión Tradicionalista pretende defender la constitución natural de las Españas, tal y como nos ha sido legada por la tradición, por lo cual viene a mantener la unidad e independencia de la Patria como sociedad suficiente para alcanzar el bien común humano, sin detrimento de la legítima autarquía de sus regiones expresada en sus fueros y con subordinación expresa a los fines últimos de toda empresa humana que sólo en Dios se encuentra. Por ello mismo rechaza tanto la secesión de los llamados separatismos como cualquier clase de nacionalismo exacerbado que haga de la Patria un fin en sí mismo.

La Comunión Tradicionalista se propone mantener los fueros y las libertades concretas de las sociedades subordinadas, como son los gremios, corporaciones, cofradías, hermandades, municipios, regiones, reinos y demás comunidades, cuyos fines y medios se conformen a la ley natural y a las enseñanzas de la Iglesia. De ahí que se oponga a todo tipo de estatismo y de socialismo que tienda a la homogeneización de la sociedad y a la absorción centralista de todo poder social.

La Comunión Tradicionalista entiende que el régimen político de la Nueva Granada, de Quito y de Venezuela debe ser la monarquía mixta que, si bien reconoce un poder efectivo al Rey en las tareas supremas de gobierno, no por ello le concede un poder absoluto, sino limitado por los Fueros y las Cortes, donde tienen representación jerarquizada y directa las sociedades inferiores, el estamento eclesiástico y el nobiliario. La transmisión del poder monárquico será hereditaria y conforme al principio de legitimidad de origen, el cual se subordinará a la legitimidad de ejercicio que supone, entre otras cosas, la jura de los fueros y libertades de la gente. Este régimen monárquico que es, sin embargo, todo lo democrático que la naturaleza humana permite, se opone a las elucubraciones excogitadas por el racionalismo y, más concretamente, a toda clase de fascismo caudillista y a cualquier régimen demagógico exclusivamente fundado en la voluntad popular.

Estos principios, sintetizados en el lema de Dios, Patria, Fueros y Rey, por el cual ha luchado el verdadero carlismo hasta nuestros días, están de tal manera imbricados que todos ellos se subordinan y adquieren sentido último en el primero, y ninguno de los otros tres puede dejarse en el olvido sin destrucción de los restantes.


Reproducido de carlismo.es con leves modificaciones.


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